La desconocida Iglesia de San Pantaleón (o de San Juan del Hospital) es ajena al trajín de los turistas que se acercan al casco antiguo de la capital.
Aguantando el paso del tiempo y los avatares históricos que mermaron su estructura, desde hace más de ocho siglos las ruinas de esta iglesia parecen no molestarse en llamar la atención.
Pero, como muchas veces ocurre, es lo que pasa desapercibido lo que encierra los más preciados tesoros o las cosas más curiosas…
Un monumento con número de calle y código postal
En el número diez de la calle San Pedro, en pleno casco antiguo de la ciudad, nos encontramos con la iglesia más antigua de Cuenca (declarado monumento histórico-artístico en 1992).
Pocos folletos turísticos la mencionan. Son muchos los paseantes que callejean a su lado sin saber muy bien qué es ese espacio sin techumbre, con una huérfana columna y una sola puerta enrejada…
Edificada en el último tercio del siglo XIII por la orden de San Juan de Jerusalén (los antiguos templarios) únicamente conserva una de sus tres puertas originales (en sus orígenes poseía una triple cabecera plana).
Relegada en espacio, parte de ella fue demolida en el siglo XVI por las reformas en la calle Obispo Guerra Campos y la ampliación del claustro de la catedral. Durante las terceras guerras carlistas se levantaron aquí barricadas, y eso nada bueno trajo al patrimonio…
Ventanas al pasado y a un poeta conquense
La musealización que se llevó a cabo en 2011 permitió un más que necesario lavado de cara y en donde que se descubrieron más de cien tumbas, muchas de ellas superpuestas, que conformaban una auténtica necrópolis tras siglos de enterramientos.
Las cartelas explicativas nos acercan a su rico pasado y ubican los enterramientos en el perímetro de la iglesia, práctica muy común en la Edad Media, pero que, con el tiempo, fue descartada ante el riesgo que para la salud pública tales enterramientos conllevaban.
Las Ventanas arqueológicas dejan entrever lo que en su día fue uso común en las ciudades…
Una escultura del poeta conquense Federico Muelas parece el enésimo reclamo para que nos adentremos en lo que queda de ella.
El jinete y el dragón
No querría terminar este breve artículo sin proponerte que prestaras atención si vas a visitarla, pues esta iglesia conserva un bajorrelieve en el que se puede ver a un jinete —algunos piensan que es la representación del arcángel San Miguel— alanceando un dragón, tema típicamente templario.
No te desvelo dónde se encuentra porque lo mejor es descubrirlo por uno mismo (una pista: si es de noche, tendréis que iluminarlo con una linterna).
Recomendaciones por la zona
Piola gastrobar, dependiente del Hotel Convento del Giraldo, instala con el buen tiempo una pequeña terraza en su antigua nave central.
Muchos no sabrán nunca que hay pocos sitios con tanta historia en los que se sentaron a disfrutar de un pincho o un vino.
Tú ya sí.